Andrea RainCloud, Spiritual Kuraka. Extractos de la entrevista para radio, programa “Despierta Miami.”
…Y con qué imagen o visión entramos al mundo de este ritual de danza de la noche, de las estrellas, Kulla Raymi, fiesta de los antepasados…
Diría que comencemos por nuestro centro. Así, en el camino del árbol de la Vida, que es el centro de nuestros altares de danza, podemos también ir en dirección hacia abajo a su raíz y encontrar en esta sagrada oscuridad un refugio infinito de conocimiento, conectándonos con los altares antiguos que se encuentran en nuestros territorios bajo la tierra y ellos conectándose con los templos que residen en las cuatro direcciones de nuestro tiempo y espacio. Danzamos al sol, pero claro, también a la luna, a la energía que sostiene todo en el universo, la oscuridad, la nada que junta todo; y es así, las dos direcciones de nuestro árbol y del conocimiento de nuestros altares que balancean y armonizan la humanidad. La belleza de la noche, de la luz de la noche, del encuentro de todos los mundos. ¿Cuál sería el propósito de este rito o altar desde su labor como Kuraka y mujer medicina, conectadora de mundos?
…espiritualmente sería abrir el portal sagrado en honor a la vida plena y al gran misterio. Hay que cumplir con eso de nuestra parte, permitir y hacer todo para cuidar ese espacio y posibilidad. Son muchas preparaciones, y la mayoría en silencio y de años de ofrendar para poder cuidar y presentar un rezo que se ha perdido con el tiempo y que es para la comunidad y su bienestar espiritual, mental y físico. Hay que ofrendar al espíritu del fuego, al reflejo y al sueño creador, a esa estrella central de nuestro tiempo, de nuestro altar, ese ancestro que sabe de todos los tiempos, de todas las lenguas, y que en su energía nos permitirá, en nuestra vivencia, danzar con los espíritus de nuestros muertos, de nuestros animales, de nuestros tiempos pasados y futuros.
¡Juntos! En este gran círculo guiado por la diversión, por la sagrada alegría de estar vivos y de que nuestro cuerpo sea instrumento del gran espíritu y nos mueva en función del universo, de la conciencia, del gran creador, de la madre oscuridad, de la sagrada muerte que nos permite vivir. Algunos dicen que es el orden del caos, el orden antiguo, el movimiento de la vida antes de la rotación de la tierra; eso también es nuestra danza. Es una gran fiesta, eso seguro, y reunirnos todos, generar esa cantidad y calidad de energías para que en resonancia los mundos se junten y danzando se siembre luz y paz en el camino de todos es un gran propósito.
Arte, decías tú, arte para el espíritu… entrenarse en artes como la danza y la pintura, la danza y el rezo, eso mencionabas de los Kurakas y sus disciplinas. Así es, estas danzas estelares hacen parte de las artes sagradas antiguas, de los ritos que permiten cultivar las ciencias del espíritu en su más pura expresión en honor al gran misterio y a la mortalidad. Hacer de nuestra vida un arte en el tiempo del altar, en los pasos, en la coordinación, encontrar el ritmo eterno y entrar en esa vibración. El tambor galopa, nos permite viajar y sus cantos abren energías para los perfumeros y los espíritus curanderos que vienen a darnos su bendición en ceremoniales como este.
Esta danza, en realidad, es una gran posibilidad porque es un rezo de magnitud poderosa en todos los sentidos y, sobre todo, una gran vivencia, un día, una noche digna de entregarlo todo porque recibiremos en alegría y agradecimiento nuestra recompensa que perdurará todo el año.
¿Dónde se danza, en qué espacio o cómo es?
Danzamos sobre una especie de “arena”, nuestro gran círculo sagrado, a las puertas del bosque y abajo del nivel de las ramas de nuestro árbol de la vida. Los ritmos sagrados y las voces en el viento abrirán esa puerta para adentrarnos en la medicina y alrededor del cielo en la tierra, en nuestra Chaka Hana, diseño de nuestro altar y proyección de la constelación de la cruz del sur. Así entonces, llamar y convocar a nuestros antepasados agradeciendo sus vivencias y disfrutando en honor a su tiempo, celebrando el nuestro… y de qué manera…
¿Quién es el diablo Uma, qué hace este espíritu en la danza?
Nuestro sagrado diablo, ¡luminoso! Ja! Líder de las danzas del sol y de la noche, finalmente es el reflejo del sol nuestra luna, y es su territorio. Él vive al límite y es una deidad muy, muy vieja. Sí, es algo único en esa festividad andina encontrar un ser milenario sagrado y respetado por todos. Nadie mejor que él para entregarlo todo por la vida y la muerte. Su corazón guía, su energía cambia y cura el camino de todos los que bailan con él en armonía y buen ritmo.
El diablo Uma, entidad y líder sagrado de gran conocimiento, de energía lunar y estelar, con las lunas como cuernos y una máscara de cuatro lados que nos recuerda que ve desde todas las perspectivas. De este líder y espíritu se podría decir mucho, pero es importante mencionar que él guía la suerte de la comunidad y que su energía nos ayuda a cambiar nuestro rumbo.
Es experto en el arte de la danza y la disciplina de la diversión. Como deidad andina, nos confronta, es controversial, y a través de su conocimiento podrá burlarse de la seriedad de nuestros problemas y mentalidades, otorgando profundas enseñanzas en su irónica manera de encontrarse contigo.
¿Qué ofrendas o pagos se realizan?
Ofrendamos toda nuestra energía, movimiento, pensamiento, también regalos a nuestros ancestros como dulces y delicias terrenales, sal, licor y frutos exóticos, perfumes, incienso, buen tabaco; nuestro diseño honra las deidades de la noche, el tiempo de la gran creadora que, tejiendo, nos ha permitido existir, los mundos abajo y encima de donde estamos que están accesibles en esa noche para que, rezando y bailando, celebremos el bienestar y la conexión entre el mundo terrenal y el espiritual. La humanidad siempre ha celebrado este rito de paso, de renovación, de crecimiento, de profunda conexión con nuestra naturaleza esotérica y tradicional de nuestro linaje.
La ofrenda es colocada durante toda la noche en el altar y hasta la mañana. Hay ofrendas personales y que nadie ve, ofrendas enterradas que conectan nuestros altares lunares y solares. El fuego eleva y extiende su fuerza a medida que se entregan las ofrendas… damos lo mejor, lo más bello, lo de mejor calidad, es un pago, un regalo, un agradecimiento y debe dar la mejor nutrición y medicina para la vida y el rezo, para que perdure todo esto.
Este ceremonial es un acto de veneración hacia los misterios del cosmos y la sabiduría de los ancestros. Además, estamos recuperando la tradición de danzar a nuestro antepasado, de ofrendar y balancear la vida, la muerte, el destino y agradecer a todos los mundos y todo lo que existe.
Vida y muerte siempre presentes en los ritos antiguos de los pueblos nativos… Esta festividad rinde tributo a la vida y a la muerte de manera simultánea, así como el árbol de la vida brilla en sus ramas por el sol, brillan en la profundidad del negro de la tierra esas raíces que crecen en dirección opuesta al sol; la riqueza y la sabiduría de los pueblos antiguos son estas prácticas espirituales que abren las puertas hacia lo etéreo, permitiendo a todos los participantes un momento de comunión entre lo visible y lo invisible, entre lo tangible y lo místico. Esta experiencia es vital para el camino, la salud y el aprendizaje del Sumak Kawsay, del que quiere acercarse a este conocimiento y forma de vida.
…me parece escuchar historias de estos tiempos, de estas danzas; pareciera que hubieran ocurrido siempre… nuestras familias han sido parte de todo esto… Ojalá en los tiempos que vengan se cuenten historias de esta danza, claro, de la danza sobre el volcán, en la oscuridad de la noche andina, al lado del bosque con nuestra familia cercana, que hablen de cómo danzaban las almas de vivos y muertos juntos, recordándoles su conexión con el cosmos y con todos los seres que habitan en él. Es buen legado, buen propósito querer rescatar en profundo respeto la Tradición y ceremonia de transformación donde el pasado se funde con el presente y el futuro se vislumbra en la danza eterna de la existencia. Así, la Danza estelar, nuestro Kulla Raymi, seguirá resonando en los corazones de aquellos que han tenido el privilegio de experimentar su magia, recordándoles que, en la unión de lo humano y lo divino, se encuentra la verdadera esencia de la vida.
“Convocamos al origen para poder danzar en el manto del tiempo; nuestros pasos retumbaron y despertaron el recuerdo de sus rostros, de sus perfumes, de la buena fiesta, el gran conjuro del buen vivir…”